Esta es una pregunta que me hacen periodistas, futuros entrenadores y aficionados en momentos como este y me parece una cuestión muy interesante de responder.

En mis treinta y tres años como profesional de los banquillos he vivido esta situación en apenas tres ocasiones, pero las he vivido todas ellas como un momento de autocrítica y preparación para el siguiente reto.

Como máximo responsable del equipo tienes gran parte de la culpa de que los resultados deportivos no hayan sido los esperados y, que por ello, la dirección del club haya decido tomar la decisión de prescindir de tus servicios. Y tengo claro que existe una multiplicidad de factores que influyen en el balance de los resultados deportivos de tu equipo, pero hay que intentar ser crítico, realista y objetivo e intentar aprender de los errores cometidos.

Como destacaba al inicio, la etapa tras el cese es la de un largo proceso de examen y autoanálisis. Es el momento de recabar los máximos datos posibles y analizar concienzudamente factores tan diversos como:
– Pretemporada
– Planificación del equipo
– Gestión de grupo
– Factores físicos
– Factores psicológicos

En este sentido, recuerdo mi primer cese como entrenador. Fue con el Villarreal. Tras mi salida me aislé en Punta Umbría con el fin de realizar una reflexión muy intensa y profunda que me sirviera para potenciar el siguiente reto, que en este caso fue el del Sevilla. No me cabe duda que me ayudó a seguir creciendo y los resultados están para demostrarlo.

Un examen continuado en el tiempo
El entrenador debe aceptar que su cargo tiene un riesgo vinculado al cese y el fracaso en la competición y aunque obviamente su intención es lograr siempre los mayores éxitos, su día a día se debate entre estos y el fracaso.
Tengo claro que muy pocas profesiones están en un continuo examen diario como la de entrenador de fútbol a nivel élite. Tu trabajo es examinado constantemente por tus propios jugadores, los medios de comunicación, los aficionados, la directiva, etc. y necesitas ir ganando credibilidad todos los días y hacer prevalecer tus conocimientos, tu pasión y tu experiencia.

La concepción del fracaso
En contra de lo que pasa en otras sociedades, hay un concepto erróneo del fracaso en nuestro país. Desde mi punto de vista, cuando has puesto todos tus recursos en pro de conseguir el mejor rendimiento para el club en el que desarrollas tu labor y llega el cese, ese proceso debería ser visto como un aprendizaje y no como un fracaso en mayúsculas. Recordemos que no estamos hablando de un resultado monofactorial y aunque sabiendo que la mayor parte de la culpa la tiene el entrenador, no es este último el único detonante de la situación deportiva.
Por todo ello, la experiencia de cese debe ser vista como la antesala de un próximo reto y a partir de ese momento hay que ser críticos pero constructivos.
Es el momento perfecto para ver mucho futbol, asistir a charlas, reciclar conocimientos, compartir experiencias con otros compañeros, etc. Porque por muy malos que hayan sido los resultados deportivos, has crecido como entrenador. Te has entregado en cuerpo y alma a unos colores y has conocido a nuevos futbolistas, una ciudad, una cultura diferente, etc.