Se ha ido para siempre una parte muy importante de mi vida, Carmela, mi madre. Para aquel que no la haya conocido, es difícil hacerse una idea de la vitalidad, alegría y pasión con la que afrontaba cada día. Una mujer de eterna sonrisa que nos “obligaba” a encarar la vida con optimismo y a la que estaré eternamente agradecido por todo lo que me ha dado.

Por ella y por la innumerable cantidad de personas que habéis arropado a mi familia en estos duros momentos quiero expresar mi agradecimiento.

Ha sido imposible responder a la gran cantidad de muestras de cariño y apoyo de amigos, medios de comunicación, compañeros de profesión, futbolistas o personas anónimas que han querido estar conmigo en estos difíciles días, pero quiero que sepáis que todas ellas han sido reconfortantes.

Un fuerte abrazo