Tras 32 pretemporadas a las espaldas, puedo decir que ‘casi todo’ ha cambiado.

 

Sin embargo, desde esa primera pretemporada hace más de 3 décadas con el San José Obrero en Cuenca, la intensidad que entiendo necesaria no dista de la actual. Ya por aquel entonces, planificaba tres sesiones diarias, lo que algunos tildaban de locura y que en el fútbol actual se ve como algo normal.

 

 

Foto tomada por el Departamento de Comunicación del Granada CF

 

Muchas cosas han mejorado. Las instalaciones, los medios disponibles, los especialistas, etc., todo ello encaminado a la mejora del rendimiento del futbolista.

 

Otro de los cambios palpables, es la actual vinculación entre el periodo de finalización de la temporada y la vuelta al trabajo. Antes existía el concepto de que lo adecuado era realizar una recuperación pasiva. Sin embargo, hoy se entiende como un proceso que no se pausa. Existe una planificación del periodo de descanso donde es tan importante la desconexión mental como el control del peso, por poner algunos ejemplos.

 

El gran cambio lo sitúo en la cultura deportiva del futbolista. Hoy día se goza de mucha más información lo que redunda muy positivamente en el buen hacer de los jugadores en sus periodos vacacionales, hecho que facilita obtener mejores resultados físicos, técnicos y tácticos en el periodo previo al comienzo de la liga.